jueves, octubre 26, 2006

El laberinto del Fauno

El laberinto del fauno
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La verdad sea dicha, la película está rodada en España, sobre una temática española (la guerra civil), los actores son españoles, los decorados, localizaciones y la mayoría del personal y equipo de producción son españoles, pero hay que decir que se nota la mano del director Guillermo del Toro (que actualmente está dirigiendo la segunda parte de Hellboy).

Guillermo da un aura de encantamiento a toda la historia, o mejor dicho historias, porque se trata de dos historias paralelas. Para poner en antecedentes al lector hay que decir que el hilo argumental pasa por una historia fantástica (de fantasía se entiende), ubicada en la guerra civil española y una historia “más terrenal” situada al mismo tiempo.

Pues bien viendo la película con ojos cinematográficos, (de los que carezco), y según mi modesta opinión puedo decir que me gustaron las transiciones entre escenas y la manera de enlazar ambas historias. La iluminación y fotografía hace que objetos normales, cutres y corrientes, que aparecen en otras películas españolas de guerra civil o posguerra y que parecen eso, objetos cutres, y ambientación cutre y salchichera típica de spaghetti western italiano de los 80, aquí se vean como sitios con encanto, viejos pero cargados de sueños y rezuman un halo de magia al estilo Harry Potter (que por cierto pidieron a Guillermo del Toro que dirigiera una de las películas del mago y lo rechazó porque no moría nadie). De echo es que si no conociera España me darían muchas ganas de viajar allí a ver esos sitios mágicos y misteriosos que se plantean en la película (debería decir celuloide que queda más in). Y sin embargo, las localizaciones de los bosques mágicos están situadas en el Espinar, en Segovia. Qué quiere decir esto. Pues sencillamente que con grandes ideas, un buen hilo argumental, un buen guión y sobretodo buen gusto salen buenas historias. Guillermo del Toro no ha caído en vanalidades ni aspectos toscos para mostrar las dos Españas, todo es muy correcto, y es la propia película la que de una forma natural y suave introduce las ideas que contiene. No echa mano de vómitos en primera persona ante la cámara, viejos sorbiendo ruidosamente sopa, sexo explícito sin venir a cuento, gente haciendo sus necesidades, o cosas similares para mostrar las inmundicias de la sociedad tan típico de muchos directores españoles. Por supuesto se permite algunas licencias propias de su estilo, pero que le dan ese punto justo para mantenerte en la butaca o apartar la mirada ante una de esas escenas (si el lector ha visto la película, sabrá de lo que hablo).

Guillermo del Toro, ha jugado inteligentemente con el argumento, por un lado se encuentra la típica historia, o cuento de hadas que no tiene mucho de original, por no decir nada, y que desde el primer momento plantea como será el final, pero juega inteligentemente con lo que ocurre en la otra historia, la de la realidad y eso hace que te quedes pegado en el asiento esperando ver que pasa. Sin embargo, si miramos la película con ojos distintos a los de aficionado al cine, podemos ver multitud de detalles y metáforas de la vida. Como por ejemplo, qué ocurre cuando faltamos a nuestros compromisos y qué consecuencias sobre otros puede tener (la niña y alguna de las pruebas). O bien, saber que a veces el absurdo de nuestras acciones y pensamientos son dependencia directa de nuestras creencias y valores y estamos obligados a ser como somos debido a eso y no realmente como nos gustaría ser (el capitán y su reloj). También se aprecia el famoso win-win, recibo lo que doy, y si me comporto bien y ayudo a los demás, recibiré mi recompensa (Maribel Verdú). Pero hay más y seguro que si el lector ve la película puede encontrar más detalles estupendos que desde aquí le invito a que los descubra al resto a través de los comentarios.

Por último, decir que los actores están soberbios todos sin excepción, se meten completamente en su papel y lo bordan, muy al revés que en Alatriste con todo lo que la han publicitado, miedo me da ver los Borgia.