A los indignados ya los vamos conociendo, los encrespados se van haciendo conocer.
Los primeros, los indignados, aparecieron como una válvula de escape ante un sistema enfermo y cubierto de desconfianza, son una suma de vapores abierta a alta presión debido a fuegos anteriores, alimentados con la leña de las entidades financieras y políticas sin moral, ni conciencia colectiva, ni empatía por lo humano.
El tiempo dirá si este movimiento nació manipulado o si es algo espontáneo del cual se están aprovechando algunos especuladores emocionales -Lo cierto es que asombra la afinación en la organización para algo espontáneo-.
Los otros, los encrespados, van apareciendo a la sombra del movimiento 15-M. Son críticos con el sistema, siempre lo han sido, da igual quién haya estado en el poder, lo importante es criticar. Se critica lo mal que está todo, y cuando hay un movimiento en contra del sistema, también hay que criticarlo. Suelen engalanarse con traje y corbata, peinados hacia atrás e incluso gafas oscuras. Lo critican todo, nada ni nadie se salva. Si no criticas lo mismo que ellos, estás en su contra, y si lo haces, debes hacerlo con más furia e ímpetu que los demás, da igual lo que sea, lo importante es descalificar, ironizar e insultar, lo importante es hacer sangre. Son como la prensa del corazón del sistema político. Lanzan iras y manifestaciones desde un cómodo sofá, sin levantar los pies del suelo, y sin soltar la copa de brandy.
Ante este panorama de “lo mal que está todo” por ambas partes, junto a una falta de confianza en el sistema, una falta de soluciones efectivas y una incompetente clase política ¿Cómo vamos a salir de la crisis?
La crisis empezó siendo financiera, pasó a ser crisis de moral y ahora es una crisis de autoestima. Los políticos no entienden de estas cosas, sólo saben de números. Por lo que no confíes en que los políticos te arreglen la vida. Hazte un favor y sonríe al mal tiempo.
Entradas
No hay comentarios:
Publicar un comentario